lunes, 3 de octubre de 2011

Introduccion

A Partir  de Milán (313), la Iglesia desarrollo su doctrina y el culto; destacándose también en las obras de caridad y el arte.
En esta época surgieron los Padres de la Iglesia, quieren realizaron grandes aportes en el conocimiento y en la profundización de la doctrina Católica, a través de sus escritos o de su participación en los Concilios. Así mismo, la Iglesia buscó enriquecer la cultura humana a través de sus aportes a la educación.

EN DEFENSA DE LA DOCTRINA: LOS PADRES DE LA IGLESIA

Los padres de la Iglesia fueron hombres ilustres que explicaron la Doctrina Católica de una manera sistemática e hicieron más clara la verdad revelada empleando para ello la reflexión filosófica.
Gracias a sus escritos se pudo defender la fe de doctrinas erróneas (herejías) y expusieron las verdades religiosas de manera sencilla a la comunidad cristiana.

Para ser considerados Padres de la Iglesia tuvieron que reunir las siguientes condiciones: ortodoxia (rectitud) de doctrina, santidad de vida, aprobación eclesiástica y antigüedad. Los Padres de la Iglesia se distinguen en : griegos (Oriente) y latinos (Occidente)

LOS CONCILIOS : AFIRMANDO NUESTRA FE

Debido al crecimiento de doctrinas contrarias a la fe, la Iglesia tuvo que convocar  a Obispos, teólogos, monjes, etc. Para puntualizar mejor las verdades de Fe y Moral. A estas reuniones se les denominó “Concilios”.
Estos responden a una necesidad sentida en toda la Iglesia  Universal (Concilio Ecuménico) o de una comunidad particular de Iglesias con autorización papal (Concilios Nacionales) o convocados por el Obispo metropolitano de una Diócesis (Concilios Provinciales).
Los Padres conciliares (miembros del Concilio Ecuménico), representa a toda la Iglesia, Junto con el Papa, deciden soberana y definitivamente en materia de Fe y Moral, y a estas decisiones conciliares se les llama cánones o decretos.
Los Concilios se designan por el lugar donde se han reunido; en caso de repetirse la sede se añade el número de orden (Ejemplo : Vaticano I, Vaticano II).
Los Concilios Ecuménicos habidos hasta hoy son veintiuno, sin contar el primer Concilio de Jerusalén (año 49), el cual ha sido tomado como modelo de los Concilios.

EN BUSQUEDA DE LA UNIDAD: LOS SINODOS

Las diferentes perspectivas y puntos de vista que tenían algunos Cardenales y Obispos presentes en el Concilio Vaticano II, hicieron ver al Papa Juan Pablo XXIII la dispersión de mensajes, ya que cada uno de ellos venia de una realidad distinta, por eso el Papa, para mantener un estrecho contacto con toda la Iglesia Universal, vio por conveniente crear una asamblea para unificar ideas en bien de la humanidad. Pero pronto le llego la muerte a Juan XXIII y su sucesor  Pablo VI no fue ajeno a esta preocupación y creo el Sínodo de los Obispos como institución permanente el 15 de setiembre de 1965, en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar.

Estas asambleas constituidas por Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar una unión más estrecha entre ellos y el Romano Pontífice, apoyándose con sus consejos en materias de fe, costumbres y de disciplina eclesiástica, estudiando los problemas que se refieren a la actividad de la Iglesia en el mundo.

LOS APORTES DE LA IGLESIA EN LA EDUCACION

Desde la Iglesia se gestó una búsqueda de respuestas a la educación de los jóvenes. El conocimiento bíblico y su enseñanza, que hasta entonces habían quedado reservados a la jerarquía de la iglesia, iba a ser más difundido.
El método de estudio era el “escolástico”, y su formación  tendía a formar intelectuales útiles a la comunidad cristiana; se enseñaba en las escuelas episcopales y palatinas. Luego estas escuelas pasaron a ser Universidades.
La escolástica se caracterizó por la exposición de la fe (tomó las afirmaciones bíblicas) y trató de demostrar de manera racional cómo entre la razón y la fe, la filosofía y la Teología, hay una íntima unión (la filosofía y la teología), hay una íntima unión (la filosofía al servicio de la teología).
El gran esplendor de la escolástica se alcanzó en el siglo XIII, con maestros  insignes como: San Alberto Magno, San Buenaventura, Alejandro de Hales, Duns Scoto y Santo Tomás de Aquino, el más representativo.
Santo Tomás de Aquino por la santidad de vida, la profundidad de su saber y la precisión de su lenguaje, supo recoger toda la tradición cristiana y elaborarla como una doctrina sistemática. Sus obras mas conocidas fueron “la Suma Teológica” y “la Suma contra gentiles” La Iglesia ha recomendado la filosofía y la teología de Santo Tomás, calificándola como la doctrina más segura a seguir.